Hace un buen tiempo, sucedió que uno de los alcaldes del distrito centenario declaró como concluida la remodelación del único parque de Viñac. Entonces, los pobladores asisitían al lugar y no encontraban parque alguno, sino el mismo polvo de siempre. Se preguntaban dónde está esa grandiosa inversión que debía adornar este pueblo que caía en el sueño fantasmal. No había parque, pero la inversión del presupuesto decía que había parque. En fin, eso sucedió en el pasado.
Ahora, el parque se ha hecho realidad. Algunos bromean y se preguntan "Y dónde está el parque del alcalde cuentista. Otros responden que está debajo de esta obra magnífica; y le sugiere que se ande con cuidado para no malograr ese parque de abajo o el exalcalde se puede molestar". Ahora, al observar esta obra, concluida la rereremodelación por el actual alcalde, Sr. Carrión, el sentimiento es otro. En este parque, puedes sentarte y disfrutar del panorama, como quien ve sus huellas desde Lima hasta Viñac. Puedes girar en 180º y encontrar una iglesia a punto de ser culminada. Puedes sentarte, abrazar a tu amada y conversar del amor y otros sentimientos dulces. Este parque le da una nueva silueta a Viñac. Bien por el alcalde, apesar de los tiburones, de los zorrillos, gallinazos y mil aves de rapiña va imponiendo obras, que -tal vez- pertenece a la gestión anterior, pero que se concluye por -quien sabe- inercia.
Pronto la ciudad estará empedrada. En estos días las calles están en plena reparación a punta de piedras. Esa será otra de las diferencias que el silencio y el poco lenguaje del alcalde Carrión hablarán por él. Dirán que esta obra no es de él. Y en efecto, el presupuesto hace tiempo se paseaba de una a otra inversión. El alcalde tuvo la simple misión de ejecutarla, que parecía tan difícil. En julio, estará concluida la iglesia y el empedrado de las calles, y Viñac tendrá una nueva imagen que quedará en la retina. A la distancia, yo no hice nada, pero aplaudo ese crecimiento hacia la belleza.
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