A Víñac y gente que ama a Víñac


jueves, 31 de octubre de 2019

Movimientos populares espontáneos, entre espontaneísmo y transformación


A partir de las últimas décadas del siglo pasado asistimos a una gradual pero permanente decadencia de los partidos políticos tradicionales.

Partidos políticos en crisis
A partir de las últimas décadas del siglo pasado asistimos a una gradual pero permanente decadencia de los partidos políticos tradicionales. Esto se da tanto en la derecha como en la izquierda. Las poblaciones van evidenciando un creciente hastío en relación a las formas tradicionales de la “política profesional”, dada por tecnócratas, burócratas siempre alejados de la gente, “mentirosos de profesión”. La política hecha a través de los partidos (farsante, embustera, manipuladora) sigue siendo la forma en que se maneja la institucionalidad de los Estados nacionales, pero cada vez más es la mercadotecnia, el manejo “de mentes y corazones” –como pedía Joseph Goebbels en su momento en la Alemania nazi, o más recientemente el polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinsky, maestro en estas artes–, la tecnología publicitaria, la que “hace” la política. O, al menos, la que se encarga de “manejar” a las grandes masas. Las decisiones fundamentales, por supuesto, se siguen haciendo en las sombras. Y no la hacen los “políticos de profesión” precisamente, sino los que les financian las campañas y para quienes, en definitiva, trabajan.
De ningún modo esos partidos están agotados, pues continúan siendo correas de transmisión entre el poder económico –los verdaderos amos– y las grandes masas, ofreciendo las capas de burócratas que manejan los aparatos estatales. Pero la credibilidad de esos partidos está en este momento por los suelos, en todos los países capitalistas del mundo. De todos modos, el “credo” fundamental de la politología oficial, de la llamada “democracia representativa = dinerocracia”, está dado por la existencia de esos partidos. El resguardo de lo que la ciencia política de derecha funcional al sistema llama “gobernabilidad” (o el inefable neologismo de “gobernanza”) son esos –aunque desacreditados y un tanto aborrecidos– partidos políticos. Por así decir: un mal necesario para el sistema.
En el campo de la izquierda las cosas también están complicadas. Caídas las primeras experiencias socialistas de la historia (desintegración de la Unión Soviética y la extinción del bloque socialista europeo) el avance de las fuerzas de cambio social quedó un tanto –o bastante– relegado. Hoy, una pregunta clave en el campo de la izquierda es ¿cómo construir alternativas válidas, consistentes, realmente efectivas? Los partidos políticos clásicos, con un esquema leninista si se quiere, en el momento actual no están en crecimiento. Antes bien: han perdido credibilidad, no arrastran gente. Al menos en lo que llamamos Occidente. El caso de la República Popular China es otra historia, con un Partido Comunista único por su tamaño (90 millones de afiliados) y su papel histórico. Es el verdadero garante de las transformaciones en curso, de haber sacado de la pobreza a 700 millones de personas, y de haber hecho del país una potencia económica, científica y tecnológica. Pero, insistamos, ese es un caso peculiar, irrepetible quizá en nuestras latitudes.


Hoy por hoy todo lo que suene a confrontación, como consecuencia de décadas de bombardeo mediático-ideológico, es visto como “peligroso”. O, cuando menos, como desconfiable. De ahí que los partidos políticos de izquierda, los tradicionales partidos comunistas (leninistas, o también maoístas, o trotskistas), no están hoy precisamente en crecimiento. Y si se trata de partidos socialdemócratas, es decir: fuerzas políticas que hablan un lenguaje capitalista “moderado”, “capitalismo con rostro humano”, no hay la más mínima diferencia con los partidos políticos de derecha. Los movimientos guerrilleros, por otro lado, en la actualidad no son opción. Fuerzas alzadas en armas con décadas de acción político-revolucionaria hoy se desarman para entrar al juego “democrático-parlamentario = dinerocracia”, sin conseguir con ello poner en marcha el ideario que los acompañó anteriormente.
A decir verdad, actualmente no se ve muy claro ninguna propuesta real de transformación social. Ello no significa, en modo alguno, que el sistema capitalista esté blindado ante los cambios. Son incontestables los elementos que demuestran su inviabilidad a futuro: el solo ecocidio (la monumental catástrofe medioambiental) que ha producido con su alocado modelo de consumo, o el tener las guerras como una siempre posible válvula de escape cuando se traba, deja ver su insostenibilidad. Sus negocios más grandes son: las armas, el petróleo y las drogas ilegales, es decir: todas industrias de la muerte. Pero aunque no ofrezca salida, solo, por su propio peso, no cae. Es necesario que alguien lo derribe. ¿Quién es el sujeto revolucionario entonces en la actualidad? ¿Es posible hoy levantar las banderas de partidos políticos revolucionarios?
Esto, en modo alguno niega que los partidos comunistas que han llegado al poder (caso chino, caso cubano o norcoreano) sean obsoletos, estén en retirada o no gocen de alta credibilidad. Son ellos, en realidad, la garantía última de la construcción socialista que, con diferencias y características propias particulares, está teniendo lugar en cada uno de esos países.
Pero ante este panorama de despolitización forzada, esta apatía por lo social que se vive desde la implementación de los planes neoliberales, con esta manipulada conducta de indolencia política que se ha impuesto, en distintas latitudes del planeta, y sin dudas en Latinoamérica con una considerable fuerza (ganan las elecciones candidatos de ultraderecha como Macri, Bolsonaro, Duque, Piñera, Giammattei), lo que sí se van dibujando como alternativas antisistémicas, rebeldes, contestatarias, son los grupos que presentan demandas más puntuales, quizá sin un proyecto político socialista en sentido estricto: luchas por la tierra, movimientos de desempleados, de jóvenes, de amas de casa. O, con una gran fuerza y sentido anti-sistémico, movimientos campesinos e indígenas que luchan y reivindican sus territorios ancestrales.

Movimientos populares

Quizá sin una propuesta clasista, revolucionaria en sentido estricto (al menos como la concibió el marxismo clásico, como han levantado los partidos comunistas tradicionales a través de los años en el siglo XX), estos movimientos campesinos y de reivindicación de territorios propios constituyen una clara afrenta a los intereses del gran capital transnacional y a los sectores hegemónicos locales. En ese sentido, funcionan como una alternativa, una llama que se sigue levantando, y arde, y que eventualmente puede crecer y encender más llamas. De hecho, en el informe “Tendencias Globales 2020 – Cartografía del futuro global”, del consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, dedicado a estudiar los escenarios futuros de amenaza a la seguridad nacional de ese país, puede leerse:  A comienzos del siglo XXI, hay grupos indígenas radicales en la mayoría de los países latinoamericanos, que en 2020 podrán haber crecido exponencialmente y obtenido la adhesión de la mayoría de los pueblos indígenas (…) Esos grupos podrán establecer relaciones con grupos terroristas internacionales y grupos antiglobalización (…) que podrán poner en causa las políticas económicas de los liderazgos latinoamericanos de origen europeo (…) Las tensiones se manifestarán en un área desde México a través de la región del Amazonas”.[1] Para enfrentar esa presunta amenaza que afectaría la gobernabilidad de la región poniendo en entredicho la hegemonía continental de Washington cuestionando así sus intereses (¿quizá también la lógica capitalista en su conjunto?), el gobierno estadounidense tiene ya establecida la correspondiente estrategia contrainsurgente: la “Guerra de Red Social” (guerra de cuarta generación, guerra mediático-psicológica donde el enemigo no es un ejército combatiente sino la totalidad de la población civil), tal como décadas atrás lo hiciera contra la Teología de la Liberación y los movimientos insurgentes que se expandieron por toda Latinoamérica.
Hoy, como dice el portugués Boaventura Sousa Santos refiriéndose al caso colombiano en particular y latinoamericano en general, escrito antes de la desmovilización de la principal fuerza guerrillera de Colombia, pero igualmente válido ahora, “la verdadera amenaza no son las FARC [o alguna organización guerrillera vigente]. Son las fuerzas progresistas y, en especial, los movimientos indígenas y campesinos. La mayor amenaza [para la estrategia hegemónica de Estados Unidos, para el capitalismo como sistema] proviene de aquellos que invocan derechos ancestrales sobre los territorios donde se encuentran estos recursos [biodiversidad, agua dulce, petróleo, riquezas minerales], o sea, de los pueblos indígenas”.[2] Anida allí, entonces, una cuota de esperanza si de transformación se trata. ¿Quién dijo que todo está perdido?
No hay dudas que la contradicción fundamental del sistema sigue siendo el choque irreconciliable de las contradicciones de clase, de trabajadores y capitalistas. Eso continúa siendo la savia vital del sistema: la producción centrada en la ganancia empresarial. En ese sentido, las premisas de trabajo asalariado y capital siguen siendo absolutamente determinantes: los trabajadores generan la riqueza que una clase, la poseedora de los medios de producción, se apropia. Esa contradicción -que no ha terminado, que sigue siendo el motor de la historia, amén de otras contradicciones sin dudas muy importantes: asimetrías de género, discriminación étnica, adultocentrismo, homofobia, desastre ecológico- pone como actores principales del escenario revolucionario a los trabajadores, en cualquiera de sus formas: proletariado industrial urbano, proletariado agrícola, campesinos pobres, trabajadores clase-media de la esfera de servicios, intelectuales, personal calificado y gerencial de la iniciativa privada, amas de casa, subocupados varios, trabajadores precarizados e informales. Lo cierto es que, con la derrota histórica de estos últimos años luego de la caída del Muro de Berlín y los retrocesos habidos en el campo socialista, con el tremendo revés que la clase trabajadora ha sufrido a nivel mundial con el capitalismo salvaje de estos años, eufemísticamente llamado “neoliberalismo” (precarización de las condiciones generales de trabajo, pérdida de conquistas históricas, retroceso en la organización sindical, tercerización), los trabajadores, los verdaderos y únicos productores de la riqueza humana, quedaron desorganizados, vencidos, quizá desmoralizados. De ahí que estos movimientos campesinos-indígenas que reivindican sus territorios son una fuente de vitalidad revolucionaria sumamente importante.
La pregunta sigue siendo: ¿por dónde ir si hablamos de transformación, de cambio social? Evidentemente la potencialidad de este descontento, que en buena parte de América Latina se expresa en toda la movilización popular anti-industria extractivista (minería, centrales hidroeléctricas, monoproducción agrícola destinada al mercado internacional), puede marcar un camino.
Fidel Castro, interrogándose por la situación actual de la lucha revolucionaria en todo el mundo, preguntaba: “¿Puede sostenerse, hoy por hoy, la existencia de una clase obrera en ascenso, sobre la que caería la hermosa tarea de hacer parir una nueva sociedad? ¿No alcanzan los datos económicos para comprender que esta clase obrera -en el sentido marxista del término- tiende a desaparecer, para ceder su sitio a otro sector social? ¿No será ese innumerable conjunto de marginados y desempleados cada vez más lejos del circuito económico, hundiéndose cada día más en la miseria, el llamado a convertirse en la nueva clase revolucionaria?”. Sin dudas, las posibilidades de transformación social se ven hoy bastante escasas. El sistema capitalista ha sabido cerrar filas contra el cambio.
Pero siempre quedan rendijas. El sistema lleva en sí mismo el germen de su destrucción. Las contradicciones que le son inherentes -la lucha de clases- dinamiza la historia, y en algún momento eso estalla. Como dijo el multimillonario estadounidense Warren Buffett: “Por supuesto que hay luchas de clase, pero es mi clase, la clase rica, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando”. La gran incógnita es cómo hacer hoy para encender esa mecha que ponga en marcha las transformaciones.

Movimientos populares y vanguardia

Esos movimientos populares espontáneos que mencionábamos más arriba, definitivamente tienen una gran potencialidad. En Argentina, por ejemplo, en diciembre del 2001, al grito de ¡Que se vayan todos!”, en dos semanas sacaron a cinco presidentes. Y en Ecuador, los movimientos indígenas, liderados en parte por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), en parte actuando espontáneamente, ya tienen una larga tradición de lucha y movilización, pues en estos últimos años expulsaron del gobierno a tres presidentes por corruptos, antipopulares y represores: Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. Y en estos pasados días, con una valiente acción de calle incendiando la ciudad capital, Quito, lograron que el claudicante presidente Lenín Moreno diera marcha atrás con un acuerdo fijado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que contenía un “paquetazo” de medidas de ajuste económico antipopular.
Ejemplos de movimientos populares espontáneos hay muchos, heroicos en todos los casos, valerosos, que se enfrentaron en numerosas ocasiones a las fuerzas represoras, y triunfaron: la reacción espontánea de la población venezolana ante un aumento desmedido de tarifas en lo que se conoció como Caracazo, en 1989, lo que posibilitó la aparición de Hugo Chávez años después. O la salida espontánea de cientos de miles de seguidores de Hugo Chávez ya presidente, cuando fue derrocado por un golpe de Estado de extrema derecha en 1992, logrando su restitución casi inmediata.
En la historia reciente hay cuantiosos ejemplos de estallidos populares, de movimientos sin propuestas partidarias, pero de gran energía política, que influyen en las dinámicas sociales, a veces de forma profundísima: Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, movimientos Okupa en diversas partes del mundo tomando tierras y construcciones abandonadas para habitar, movimientos por la diversidad sexual, estallidos espontáneos como la Primavera Árabe (luego manipulada y tergiversada). Aclárese rápida y muy enfáticamente que no hacemos entrar aquí lo que se conoce como “Revoluciones de colores”, por ser ellas manipulaciones arteras hechas desde centros de poder con fines bien delimitados, utilizando descontentos populares que son vilmente manejados (recuérdese Goebbels y Brzezinsky).
Ahora bien, la pregunta fundamental ante todo esto: ¿constituyen estos movimientos -desde la reivindicación anti industria extractiva a los desfiles gay, desde las protestas estudiantiles con toma de universidad ante los “cacerolazos” que aparecen espontáneamente cada tanto- un verdadero fermento revolucionario, una verdadera chispa que puede encender el fuego del cambio profundo?
La observación serena de los resultados de todos ellos muestra que sí, efectivamente, como acaba de suceder en Ecuador, tienen una enorme fuerza política (le torcieron el brazo a uno de los más poderosos organismos del capital global en este caso), pero no alcanzan para colapsar al sistema, para producir una revolución victoriosa. Como alguna vez expresó un mural callejero durante la Guerra Civil Española: “Los pueblos no son revolucionarios, pero a veces se ponen revolucionarios”. ¿Qué se necesita para que esa chispa, ese enorme descontento popular que anida en la gente se pueda transformar en un verdadero cambio de estructuras? Una vanguardia, un grupo organizado y con claridad política que pueda conducir esa fuerza contestataria encausándola en un auténtico proyecto transformador.
Este breve opúsculo no hace sino poner al debate este espinoso, dificultoso y controversial tema de la vanguardia (o como quiera llamársele). ¿Pueden estas insurrecciones populares espontáneas dirigirse solas a un cambio revolucionario, o es necesaria la presencia de una organización política articulada que oriente el camino? Vieja y trascendental discusión. Entiendo que la experiencia enseña que el espontaneísmo solo no alcanza. Pero ¿cómo se construye esa fuerza de vanguardia?

[1] En Yepe, R. “Los informes del Consejo Nacional de Inteligencia”. Versión digital disponible en la página: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140463
[2] Boaventura Sousa, S. “Estrategia continental”. Versión digital disponible en https://saberipoder.wordpress.com/2008/03/13/estrategia-continental-boaventura-de-sousa-santos/



jueves, 12 de septiembre de 2019

Grandes ideas de la Filosofía_Filosofía de la Ciencia

martes, 20 de agosto de 2019

Contradicciones en el capitalismo. ¿Hay principales y secundarias?





La sociedad capitalista está sostenida por una serie de contradicciones que, lejos de resolverse, se profundizan cada vez más conforme pasa el tiempo.
La sociedad capitalista está sostenida por una serie de contradicciones que, lejos de resolverse, se profundizan cada vez más conforme pasa el tiempo, aunque aparentemente se las quiera “suavizar”, hacerlas más digeribles y presentables.
Son contradicciones inherentes al capitalismo en tanto sistema, si bien algunas existían antes de él. Aquella sentencia de Karl Marx de que “Con el capital el mundo se hizo redondo” plantea ya con toda claridad que una de las características fundamentales del modo de producción capitalista desde sus inicios, es su desarrollo a escala global. Por ello puede decirse que la preconizada y a la moda “globalización” actual empezó prácticamente con el capitalismo mismo, con la llegada del hombre blanco a tierra americana.
En el período de la acumulación originaria en los países europeos dominantes, la sobre explotación de la fuerza de trabajo esclava traída a América desde el África y la fuerza de trabajo indígena de este continente jugaron un papel determinante. Eso no puede explicarse sin entender el racismo que acompañó el desarrollo capitalista, racismo que sirvió para justificar la inmisericorde explotación (“civilizados” –hombre blanco– versus “salvajes” –esclavos africanos negros, población originaria de América–). El racismo, o discriminación étnica, para ser “políticamente correctos” al día de hoy, no ha desaparecido. Es más: se ha incorporado cotidianamente, por eso en Guatemala, por ejemplo, un pobre que no se auto-reconoce como indígena puede decir campante: “seré pobre pero no indio”. Como se ve, las contradicciones se articulan, se anudan todas entre sí: para el caso, la económica con la étnica.
Lo mismo puede decirse de los bienes y recursos naturales que se extrajeron de África y América con destino a Europa: oro, plata, piedras preciosas, maderas preciosas, entre otros (sangría que nunca terminó, y que ahora se reaviva, dado el espíritu depredador del actual capitalismo extractivista). Estos recursos, y los de Europa, fueron determinantes en el período de la acumulación originaria. También alimentaron el inicio y desarrollo de la revolución industrial. El extractivismo fue clave en la acumulación originaria de capital y en el posterior desarrollo del capitalismo. En otros términos: la contradicción del modo de producción industrial-capitalista con la naturaleza está en la base del sistema. El mundo, para esta visión, es considerado “gran cantera” de donde extraer materia prima para su posterior industrialización. El “progreso” se abre paso contra el medio ambiente, lo cual abre un interrogante fundamental: ¿eso es el progreso? Evidentemente, con la catástrofe medioambiental que vivimos hoy, está clara la respuesta.
Por otro lado, en este sistema, desde sus orígenes hasta su fase actual, el patriarcado ha constituido un sistema de dominación, opresión y explotación de los varones hacia las mujeres. Si bien existió en los modos de producción anteriores, Federico Engels señala que “es con el capitalismo industrial, el desarrollo de la propiedad privada y del modelo de la familia monogámica moderna, que la opresión patriarcal de las mujeres adquiere un nuevo giro, instaurándose la esclavitud doméstica de las mujeres”. El trabajo doméstico es fundamental para mantener viva a la población; alguien debe reproducir la vida –biológicamente– y asegurar su estabilidad (preparar los alimentos, mantener el aseo de la casa, de la ropa). Eso, habitualmente, lo hacen las mujeres, las “amas de casa”. Para el capitalismo ese trabajo es vital… ¡pero no se paga! Por tanto, el trabajo esclavo de las mujeres como amas de casa (la mitad de la población mundial) es imprescindible. Pero nunca se registra como robo, como explotación. La contradicción brota por todos lados. Sin embargo, como efecto de la cultura-ideología dominante, esa mujer no trabaja: “¿Tu mamá trabaja? No, es ama de casa”. Inadmisible, absolutamente… ¡pero es así! Una contradicción alimenta la otra.
Con todo lo anterior queremos afirmar que con el surgimiento y desarrollo del capitalismo han surgido, por lo menos, cuatro contradicciones fundamentales: capital-trabajo, capital-naturaleza, varones-mujeres (patriarcado) y étnica-racial (racismo). Cada una de estas contradicciones constituye un sistema de dominación en sí mismo; el primero, el tercero y el cuarto son, además, sistemas de opresión y explotación de la fuerza de trabajo, de las mujeres y de la población indígena, originaria y afrodescendiente. Estas contradicciones se reproducen además en un contexto de capitalismo imperialista, en tanto el capitalismo más desarrollado (el europeo en un inicio, el estadounidense luego, o el japonés) arrasa con los llamados “sub-desarrollados”, manteniendo todas esas contradicciones. Hoy día podría anotarse otra contradicción como Norte-Sur (lo que en algún momento se llamó Primer Mundo-Tercer Mundo).
Definitivamente, todas las contradicciones se entrelazan y todas son igualmente importantes. De todos modos, siguiendo a Néstor Kohan, no puede olvidarse que “El capitalismo puede permear cierto pluralismo e ir integrando la política de las diferencias [léase: incluir las contradicciones que algunos llamarán “secundarias”: género, etnia, ecología]. Pero lo que no puede hacer jamás, a riesgo de no seguir existiendo o dejar de reproducirse, es abolir la explotación de clase. Precisamente por esto, dentro de la alianza hegemónica de fuerzas potencialmente anticapitalistas, aunque todas las rebeldías contra la opresión tienen su lugar y su trinchera, el sujeto social colectivo que lucha contra la dominación de clase debe jugar un papel convocante y aglutinador de la única lucha que posee la propiedad de ser totalmente generalizable.
De ese modo, puede concebirse un capitalismo donde las mujeres toman el poder contra los varones, o los pueblos originarios contra los blancos, pero la contradicción de base: la explotación del trabajo, se mantiene. Por tanto, si bien todas las contradicciones marchan juntas y se retroalimentan, la contradicción capital-trabajo asalariado tiene un estatuto especial. Significativo al respecto es que hoy día el capitalismo se permite hablar (pero no cambiar mucho en lo sustancial) de estas contradicciones paralelas (la étnica, la de género, el llamado cambio climático). Sin embargo, de la lucha de clases no menciona una palabra.
Contradicción capital-trabajo
El desarrollo del capitalismo a nivel mundial en las últimas décadas ha supuesto cambios importantes en la configuración de las clases sociales y, por supuesto, en la lucha de clases. Aunque se haya querido proclamar triunfalmente “el fin de las ideologías y de la historia” (Fukuyama), la lucha interclases sigue siendo el motor de la historia.
La acumulación de capital ha trascendido la forma principal enunciada por Marx hace alrededor de 150 años, a partir de la creación de valor (de cambio) en el proceso de producción (de mercancías) y su apropiación por el propietario de los medios de producción. Marx planteó que la acumulación de capital se daba en dos ámbitos: en la producción de los instrumentos de producción y en la producción de bienes y servicios. En ambos, la acumulación de capital es posible por la explotación del trabajador (cualquiera sea: urbano-industrial, rural, de bienes o de servicios, productor manual o intelectual, etc., y habría que agregar: amas de casa haciendo trabajo doméstico no remunerado) mediante el trabajo no pagado (plusvalía), a partir de unas relaciones de producción favorables al propietario de los medios de producción.
La contradicción capital-trabajo se manifiesta en la lucha permanente que se desarrolla entre los capitalistas (burguesía industrial, oligarquía terrateniente, hoy día: clase capitalista global si se quiere) que buscan incrementar la plusvalía pagando menos a los trabajadores, o sobre explotándolos, y éstos que tratan de mejorar sus condiciones salariales. Dicho de otra forma, es la lucha que se da entre las dos clases sociales fundamentales en el capitalismo: los propietarios y los trabajadores.
Con el desarrollo del capitalismo, las clases sociales están sometidas a cambios y reconfiguración. Hoy no son lo que fueron, por ejemplo, durante el capitalismo industrial europeo estudiado por los clásicos en el siglo XIX. Con los procesos de robotización y eso que ha dado en llamarse, engañosamente, deslocalización (ubicación de las industrias del Norte en los países del Sur, donde las condiciones de explotación son mucho mayores, se evaden impuestos y no hay controles medioambientales), esa contradicción fundante ha sufrido variantes. Es válido preguntarse, como lo hace Fidel Castro: “¿Puede sostenerse, hoy por hoy, la existencia de una clase obrera en ascenso, sobre la que caería la hermosa tarea de hacer parir una nueva sociedad? ¿No alcanzan los datos económicos para comprender que esta clase obrera –en el sentido marxista del término– tiende a desaparecer, para ceder su sitio a otro sector social? ¿No será ese innumerable conjunto de marginados y desempleados cada vez más lejos del circuito económico, hundiéndose cada día más en la miseria, el llamado a convertirse en la nueva clase revolucionaria?”. A ese conjunto de empobrecidos, precarizados, que sobreviven como pueden, muy acertadamente Frei Betto les llamó “pobretariado”. Eso lleva a plantearse quién es hoy el sujeto transformador en la sociedad. O, dicho de otro modo: cuál es la contradicción fundamental del sistema por la que dicho sistema puede eclosionar.
En el ámbito de las clases sociales y la lucha de clases, el actual capitalismo neoliberal que viene desarrollándose estas últimas décadas, ha logrado en gran medida la flexibilidad laboral, que es otra de sus características. La flexibilidad laboral, infame eufemismo que quiere reemplazar la idea de “trabajador” por la de “colaborador” de la empresa, implica la anulación o no aplicación de las leyes laborales favorables a los trabajadores. En los empobrecidos países del Sur esto tiene manifestaciones grotescas: las condiciones laborales de los trabajadores sin prestaciones de ninguna clase, sin derecho a sindicalizarse y reprimidos violentamente cada vez que intentan protestar, pretende “hacer atractivo” a esos países para la inversión de capital transnacional. La profundización de la explotación se da en todos lados, pero son los países pobres del Sur (mal llamados “periferia”, en contradicción con la pretendida “metrópoli”), los que acusan mayormente ese deterioro. Es decir, en las condiciones de expansión capitalista actual existe una sobre explotación de la fuerza de trabajo que agrava la por siempre existente contradicción capital-trabajo. En el Norte la situación no es sustancialmente mejor, por cuanto la pérdida de poder adquisitivo por un capitalismo que se siente triunfal a partir de la caída del bloqueo socialista europeo, hace de la clase trabajadora una víctima sin mayor capacidad de defensa.
Sin embargo, y curiosamente, frente a esta profundización de la explotación, la lucha de los trabajadores (en cualquiera de sus expresiones) no aparece fuertemente, o aparece en expresiones mínimas. Las actuales políticas neoliberales consiguieron postrar así los reclamos de la clase trabajadora, haciendo del tener asegurado un puesto de trabajo un “tesoro” que no se puede perder. Si a mediados del siglo XIX el fantasma que recorría Europa era el comunismo, hoy es la desocupación.
El movimiento sindical de clase, combativo en otros tiempos, poco a poco, por efectos de la represión en el Sur y factores como la corrupción y la despolitización/cooptación (en el Norte), se convirtió en un movimiento intrascendente, aliado de las patronales, en definitiva. En general, los sindicatos ya no responden a la lucha de los trabajadores en su conjunto.
La contradicción capital-naturaleza
La contradicción capital-naturaleza puede sintetizarse en que cada vez hay una mayor presión del capital sobre los bienes y recursos naturales para su mercantilización, a fin de incrementar la producción capitalista y mantener el “crecimiento económico” capitalista, vital para la generación de mayor plusvalía. A lo largo del siglo XX, pero sobre todo en las últimas décadas, esta contradicción se ha agudizado. Con la expansión del capitalismo en su fase neoliberal a partir de finales de la década de 1970, la naturaleza, los bienes y recursos naturales han sido sometidos a una mayor presión por las grandes corporaciones transnacionales. La búsqueda desenfrenada de fuentes energéticas y de minerales estratégicos para las industrias de punta (en muchos casos: la militar) marcan esa tendencia.
Los efectos sobre el medio ambiente son desastrosos: agudización del cambio climático que provoca fenómenos naturales cuya magnitud resulta en desastres sociales y económicos; agotamiento de los recursos y bienes naturales; contaminación medio ambiental con polución del agua, del aire y de la tierra. El hiper-consumismo capitalista no se arregla buscando paliativos superficiales, como el reciclar, el separar la basura o la generación de una supuesta “conciencia verde”, no usando pajillas para tomar una gaseosa, por ejemplo. Todo ese esfuerzo hecho a nivel personal logra contener la contaminación global en apenas un 1%. El problema de fondo, la contradicción original es la voracidad del capital, que destruye todo en aras de su propio beneficio.
El modelo de capitalismo neoliberal trajo consigo el dominio absoluto del capital financiero sobre el proceso productivo. Hoy día son los capitales globales que se mueven de un paraíso fiscal a otro sin ninguna regulación los que marcan el ritmo del sistema. En su proceso de expansión, este capitalismo neoliberal provoca una disputa por la tierra y los recursos naturales entre las grandes corporaciones que dominan esa expansión, por un lado, y comunidades y pueblos que obtienen de ella los bienes necesarios para su existencia, por otro. De ahí que esta contradicción capital-naturaleza se evidencia en la lucha de pueblos originarios que defienden sus territorios contra empresas multinacionales extractivistas que invaden sin miramientos destruyendo todo a su paso (compañías petroleras, mineras, monocultivo destinado a biocombustibles, desvío de ríos para empresas hidroeléctricas generadoras de electricidad). Solo para graficarlo: para la obtención de un galón de biocombustible (utilizado en los países capitalistas del Norte próspero), hecho a base de azúcar, maíz o palma aceitera, se necesitan 2,000 litros de agua (robada a los empobrecidos del Sur).
El racismo y la contradicción étnica
En articulación con las anteriores contradicciones destaca la llamada étnica (o racismo). Es la que se desprende de la invasión, despojo y explotación colonial, que conminó a los pueblos originarios de Latinoamérica y los grupos afrodescendientes traídos a la fuerza a estos territorios en calidad de esclavos, a ser considerados casi animales, objeto de esclavitud y sobre-explotación, marginados y excluidos como seres de última categoría, objeto permanente de despojo de sus tierras y territorios, oprimidos en tanto sujetos colectivos y en tanto individuos.
Eso, aun cuando presenta cambios, ha sido mantenido en esencia por un capitalismo que justifica y reproduce la explotación laboral y el robo descarado a partir de razones étnicas y raciales. Esto ha configurado en todo el sub-continente latinoamericano sociedades profundamente racistas, en donde los que se dicen descendientes de los conquistadores (españoles y portugués, que llegaron a “civilizar”), resultan beneficiados por una sociedad estratificada étnicamente, mientras los pueblos originarios se ven afectados por un sistema que los trata como ciudadanos de segunda categoría, como mano de obra barata, excluyéndoles de los escasos y raquíticos derechos sociales, económicos, políticos, culturales, al mismo tiempo que les niega derechos correspondientes a su carácter de sujetos colectivos, como pueblos, entre ellos a los de autodeterminación y autonomía.
En el caso de América del Norte, o más específicamente de Estados Unidos, esa conquista de siglos anteriores confinó a los pueblos originarios en “reservas”. Ahí el racismo se juega fundamentalmente entre los blancos conquistadores (de origen europeo) y la población negra, de origen africano, otrora mano de obra esclava. En todos los casos, el racismo justifica la opresión económica. Queda claro que todas las contradicciones se anudan y entrelazan entre sí.
El patriarcado y la contradicción varones-mujeres
Otra contradicción histórica, íntimamente ligada con el carácter y curso del capitalismo como sistema, pero que debe ser entendido como un sistema en sí mismo, que requiere ser transformado al mismo tiempo y en todo espacio, es la opresión patriarcal.
Esta contradicción se expresa en una relación de sobre explotación de la mujer en el ámbito de las relaciones de producción, su mayor exclusión de las fuentes de empleo formal, del salario y la raquítica seguridad social con que cuenta, e íntimamente relacionada, de los ámbitos de decisión fundamental en el proceso productivo, reproductivo y en el proceso político. Esa condición se agrava cuando es utilizada como mercancía para propósitos de trata de personas, como producto de publicidad y como simple objeto sexual. El sexismo, en tal sentido, es otra contradicción anudada a todo lo anterior.
No obstante, también se expresa en un papel predefinido por el patriarcado, que se orienta a su conminación a la reproducción de la especie, de la familia y del mismo sistema patriarcal que la oprime, lo cual se manifiesta en la violencia, exclusión y dominio que el varón ejerce sobre ella, con el agravante que muchas veces las religiones lo justifican.
Dicha opresión patriarcal se expresa con mayor agudeza en la medida que la mujer pertenece a la clase trabajadora y a comunidades rurales, campesinas y marginalizadas. De todos modos, la exclusión de las mujeres en los distintos ámbitos de la vida es algo que atraviesa todas las sociedades.
En conclusión
Si se intentan modificar profundamente todas estas injusticias, queda claro que todas las contradicciones deberían superarse a la vez, simultáneamente. No es posible una justicia económica si sigue habiendo patriarcado; no es posible equidad de género si no hay equidad económica. Es imposible superar la contradicción étnica sin considerar las anteriores. No puede aspirarse a un mundo más armónico si persiste la locura consumista que nos impone el sistema capitalista depredando nuestra casa común, el planeta Tierra. En conclusión: todas las contradicciones marchan de la mano, y no es posible superar ninguna de ellas por separado. Si ello se intenta, no pasa de un intento vano.
Marcelo Colussi.



PLANETA EN PRISION PRIVATIZADO-ESCLAVIZADO 




miércoles, 26 de junio de 2019

Elecciones de Junta Directiva en Wiñaccancha

Una vez más la Asociación Hijos de Víñac, residentes en Lima, realizó sus elecciones democráticas públicas con información en las redes para sus más de 300 asociados. El Comité Electoral integrado por el Dr. Desiderio Evangelista; Jn. Mario Perales y Srta. Jakeline Huari desarrolló las elecciones el domingo 23 de junio. La lista ganadora fue del Sr. Erasmo Páucar, quien tiene entre sus créditos el haber conseguido la titulación del local Wiñaccancha con la directiva anterior y el sostenimiento del proceso judicial ante algunos ambiciosos que tenía el objetivo de apoderarse del local. 

Al ingresar al local Wiñaccancha, encontré a un numeroso grupo de jóvenes viñaquinos de distintas generaciones con quienes no compartí alegrías; pero han llegado para darle vida a esta institución. Me sentí extraño y viejo; pero feliz y en Viñac porque la institución se renueva. Los jóvenes están más empoderados en conocimientos y con ganas de salir adelante y revertir la larga tradición de errores. Allí están como muestra de este cambio los campeonatos que aglutinan liga tras liga a más familias. Los equipos ahora se dividen en familias, apellidos (Ya tienen equipo los Huari, los Huamán, los García, y otros que me olvido),  y lugareños como equipos de Esmeralda, de Florida, de Apurí, de Tambopata; y el equipo de Santiago de Viñac.  

Los mejores deseos a la nueva Junta Directiva, porque su éxito será el de la Asociación Hijos de Viñac. que no es solo un grupo de personas sino todas generaciones que vendrán de Víñac.
Momento del conteo de votos

RESULTADOS DE LAS ELECCIONES EN LA “ASOCIACIÓN HIJOS DE VÍÑAC-LIMA”
Finalmente, ayer domingo (23-6-2019) se realizó las elecciones de la “Asociación Hijos de Víñac-Lima”. La lista 1, encabezada por Erasmo Paucar Evangelista, obtuvo un triunfo categórico con un 92% de votos a su favor. Entre sus miembros, destacan jóvenes viñaquinos como Bernardo Zenteno, Nely García, Leonardo Madueño, Antony García, Elsa Auris, Delfina Huari, Inés Perales y José Martín Guerra.
Dentro de su plan de trabajo de esta nueva gestión resaltan los siguientes: formalización total de la documentación de la asociación, mejora sustancial de la infraestructura de nuestra sede social Wiñaccancha, defensa férrea del proceso judicial que afronta la institución, diálogo constante para cohesionar a los viñaquinos residentes en la capital y, de este modo, cerrar filas contra las ambiciones personales de un pequeño grupo de viñaquinos, quienes, bajo el manto de la corrupción, traman acciones para sorprender a las autoridades judiciales y así perjudicar a nuestra institución.
Referente a la parte legal del local Wiñaccancha, gracias al trabajo extraordinario de los dirigentes anteriores y actuales, ahora los terrenos de la sede institucional Wiñaccancha han sido reconocidos legalmente por Cofopri y Sunarp. Con este reconocimiento, la institución da un avance significativo en su formalización legal y, además, se constituye como la institución representativa de todos los hijos viñaquinos residentes.
Ahora debemos organizarnos para celebrar el Corpus Christi viñaquino en la capital. Esperamos que la nueva junta directiva también asuma esta responsabilidad en coordinación con los mayordomos y con iniciativas como las de Wilson García y su equipo quienes vienen incentivando las costumbres y el folclore viñaquinos.
Saludamos a todos quienes ayer emitieron sus votos. Además, esperamos que esta nueva junta directiva asuma sus funciones con transparencia y honestidad.

sábado, 2 de febrero de 2019

El futuro será cuántico o no será ... ! preguntas para entender qué es la física cuántica y cómo afecta nuestras vidas


-->

Y el mañana que nos espera es apasionante. La cuántica nos permitirá hacer lo que hasta ahora sólo podíamos soñar.


Eso sostiene José Ignacio Latorre,  profesor de Física Teórica de la Universidad de Barcelona, director del Centro de Ciencias de Benasque Pedro Pascual y uno de los físicos españoles más reconocidos internacionalmente en el campo de la física cuántica. Ha pasado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), por el Niels Bohr Institute y ha visto su trabajo galardonado con varios premios.
José Ignacio Latorre te explica muy sintéticamente.
Cuando llegamos al mundo de lo más pequeño, al mundo microscópico, las leyes que rigen ese mundo (microscopico) no son las mismas que las que vemos en nuestro día a día, son leyes más sutiles, más peculiares.
Pero el hombre, poco a poco, durante el siglo XX y durante el siglo XXI ha logrado comprenderlas y actualmente estamos en la situación de empezar a explotarlas, para aprovecharlas.
Del mismo modo que las leyes del mundo grande (macroscopico), las leyes de la física clásica, son regidas por las leyes de Newton y con ellas hacemos puentes, enviamos naves a donde haga falta y creamos máquinas que nos ayudan; ahora los humanos hemos llegado al control de la materia a nivel atómico (micromundo).
Aún estamos en la infancia de la Física Cuántica, estamos empezando ahora a comprenderlo a fondo.
Durante el siglo XX hemos llevado a cabo algunas aplicaciones prácticas y ahora en el siglo XXI estamos realizando lo que se llama "la segunda revolución cuántica".

-->
Imagen de un qubit, o un bit cuántico, la unidad mínima de la información cuántica.



¿Qué aplicaciones prácticas de la Física Cuántica se han realizado en el siglo XX?
Pues gracias a la mecánica cuántica, al día de hoy tenemos todas nuestras comunicaciones, los láseres, la fibra óptica…
Tenemos en medicina la resonancia nuclear magnética que nos permite ver una foto del interior del cuerpo humano.
Tenemos el sistema GPS que está basado en los relojes atómicos en órbita en unos satélites que envían una señal con una alta precisión, el cual nos permite saber en qué lugar de la Tierra estamos.
Por su parte, los ordenadores utilizan lo que se llama Física del Estado Sólido, que consiste en que, cuando se tienen muchos átomos y electrones, lo que les pasa a los electrones es que se mueven en las capas de conducción, y eso también es gobernado por leyes de la mecánica cuántica.
Así, toda la informática, todos los chips, están basados en principios cuánticos.
Y a eso se suma, que ahora viene una “segunda revolución en la física cuántica”…

¿Y qué aplicaciones prácticas se espera que se consigan en esa segunda revolución cuántica?
La Unión Europea, ha establecido al respecto cuatro grandes pilares de progreso.

-->
Latorre se pregunta si en el futuro ya no necesitaremos de un cuerpo para vivir y seremos solo cerebros.
Una es la computación cuántica: hacer ordenadores que trabajen directamente con leyes cuánticas.
La segunda es la comunicación cuántica: establecer criptografía y comunicación cuántica segura.
La tercera es la simulación cuántica, que permite indagar los materiales, las moléculas…
Y la cuarta son sensores cuánticos, lo que nos permitirá medir con muchísima precisión, desde sensores de movimiento, por ejemplo, controlar las vibraciones del ala de un avión, la medidas de campos magnéticos increíblemente pequeñas.

¿Y en la medicina que se espera, que nuevos avances?
La computación cuántica nos va a permitir calcular mucho más eficiente y potente, el diseño de medicamentos.
Al día de hoy, los medicamentos los encontramos por prueba y error. Probamos principios activos y vemos si funcionan o no.
Pero los seres humanos no diseñamos esos principios activos, los encontramos. Encontramos la penicilina, no la diseñamos.
Pero si tuviéramos una capacidad de cálculo mucho más potente, podríamos diseñar medicamentos.
Así que algunas de las áreas que van a tener un impacto más potente desde la computación cuántica son la química, la bioquímica y sus aplicaciones.

Se han comentado que los ordenadores cuánticos serán tan potentes que, analizando simplemente las fotos de una persona en redes sociales, podrán determinar si sufre o va a sufrir alguna enfermedad…
Eso ya se puede hacer hoy en día con las redes neuronales profundas. Todo lo que se refiere al reconocimiento de imágenes, ha dado un gran salto en los últimos diez años, gracias al aprendizaje profundo de redes neuronales.
No hace falta un ordenador cuántico para eso. El reconocimiento de imágenes requiere potencia de cálculo, pero no una potencia brutal, no la de un ordenador cuántico. Y requiere también mejores algoritmos, y cuando los hemos alcanzado, ya funciona.
El ordenador cuántico resuelve problemas todavía más complicados que ese, pero al día de hoy aún no lo tenemos. Tenemos algunos prototipos. Pero a medida que se vayan desarrollando podremos atacar problemas más serios.

Podemos usar la fibra óptica gracias a los conocimientos provistos por la mecánica cuántica.



La inteligencia artificial se desarrollará enormemente en los próximos años. ¿Podrá alcanzar e incluso superar a la inteligencia humana?
Es un gran y profundo debate.
La inteligencia a la que se refiere, se llama inteligencia artificial general, y sería una inteligencia artificial indistinguible de la de un ser humano. Eso no va a pasar en cinco años, pero obviamente va a pasar.
Hay mucha gente que afirma que no ocurrirá nunca, pero los que trabajamos en ello no tenemos ninguna duda de que ocurrirá, es sólo cuestión de tiempo, de ir avanzando.
Poco a poco, estamos delegando todas nuestras decisiones en inteligencia artificial.
Un ejemplo: la purificación del agua en Barcelona es un proceso que hasta hace dos años estaba controlado por humanos, pero ahora es una inteligencia artificial la que lo hace. Y la computación cuántica servirá para crear inteligencias artificiales todavía más potentes.

Un estudio asegura que en el año 2050 habrá más relaciones de pareja robot-humano que humano-humano. ¿ Cree que será así?
Una de las cosas que claramente se ven venir es que la gente mayor que está sola tendrá compañía artificial: habrá una voz amiga que les llamará y logrará mantener un diálogo con ellos. Eso es algo que está pronto a llegar.
En Barcelona hay estudios que dicen que hay 150.000 viudas que no pisan la calle. Y la atención de esa gente la delegaremos en inteligencias artificiales. Nos moriremos de la mano de un robot.

-->
¿Nos sobrepasará en algún momento la inteligencia artificial?



¿Y también habrá relaciones de pareja entre humanos y robots? … ya existe la tecnología para crear robots con aspecto humano, con voces humanas, lo que ocurre es que su precio aún es muy elevado.…
Sí, ya hay varias empresas que hacen robots humanoides. Pero, ¿ha oído usted hablar de la teoría del valle inquietante?
Según esa teoría, a medida que los robots humanoides son más realistas producen rechazo. A la gente le encanta un robot como Wall-e, el de la película del mismo nombre, o los de Star Wars. Pero cuando empiezan a tener facciones humanoides muy definidas y te empiezan a guiñar un ojo y cosas así, la gente se echa hacia atrás. Por eso, la adopción de inteligencia artificial en forma de robot humanoide posiblemente tardará mucho. Pero en forma de voz o de asistente será cada vez más común.
¿La Física Cuántica no roza con frecuencia la ciencia ficción? Estudia fenómenos que en muchas ocasiones parecen de fantasía…
Alguien decía que la ciencia avanzada es indistinguible de la magia. Es una frase genial. El que alguien, gracias a un GPS, sepa por ejemplo tu localización exacta parece efectivamente magia. Pero hay 24 satélites alrededor de la Tierra mandando señales con una gran precisión. La ciencia, evidentemente, es la gran frontera.
Pero la ciencia ficción es un género muy necesario, porque nos ayuda a imaginar y a prepararnos para el futuro. "2001: Odisea en el espacio", por ejemplo, es una gran película donde ya están las preguntas básicas sobre qué pasa si una inteligencia artificial es demasiado potente.

¿Si algún día logramos tele-transportarnos será gracias a la Física Cuántica?
Sí. La tele-transportación ya se ha hecho, se tele-transporta por ejemplo la información.
Tú tienes un átomo en un lugar de la Tierra en un cierto estado: ya sea en estado excitado, o no está excitado, lo que sea. Y se establece un protocolo para pasar esa información a otro átomo que está en otro lugar de la Tierra. No se transporta el átomo, sólo la información. Y el protocolo que se usa para ello es un protocolo basado en leyes cuánticas, como el entrelazamiento cuantico.

-->
Gracias a Isaac Newton, entendemos las leyes de la física clásica, pero no podemos aplicarlas al mundo de lo microscópico

Ahora mismo, China ha puesto en órbita un satélite llamado Micius y ha logrado distribuir estados entrelazados a 7.000 kilómetros de distancia. Se trata de un estado cuántico compartido en dos lugares de la Tierra y que permite la tele-transportación de información de un lugar a otro. China, a una velocidad de vértigo, está avanzando y está superando en ciertas cosas a Europa y a EE.UU.
Hoy en dia, hay una gran lucha geopolítica por el dominio de la computación y las comunicaciones cuánticas. En esa gran guerra hay tres actores: Estados Unidos, China y Europa. Y claramente Europa está retrasado.

¿Pero podrá haber tele-transportación de personas?
¿De seres macroscópicos? No. No, no, no. al parecer No.

¿Existirán en el futuro las relaciones de pareja entre humanos y robots?

La pregunta parece un poco absurdo. La realidad, lo que captan nuestros sentidos, lo que tocamos, lo que vemos, lo que olemos, lo que saboreamos, ¿existe realmente?
Bueno, esa es una discusión filosófica muy profunda que arranca mucho antes que la mecánica cuántica y que trata de establecer si existen diferencias entre la realidad absoluta y lo que percibe el cerebro humano, si hay separación entre mundo exterior y la mente humana.
Ese es un debate que empieza ya con Descartes y que experimenta un vuelco cuando llega la mecánica cuántica. La mecánica cuántica no entra en saber si existe una realidad, sólo nos dice que si medimos obtendremos tal resultado, nada más.
Pero sobre qué hay cuando no se mide, la mecánica cuántica no dice nada. Es una ciencia mucho más humilde de lo que parece; humilde pero increíblemente potente. Esa es la paradoja.
¿Cree que existe una realidad?
Se cree que sí que hay una realidad.

-->
Los científicos no saben aún qué sucedió en los primeros segundos del Big Bang.


Se puede sostener que en tres siglos no necesitaremos del cuerpo. ¿como se explica?
Es que, ¿para qué queremos un cuerpo?
El razonamiento que sigue es el siguiente: casi todos nosotros completamos nuestro cuerpo, una persona por ejemplo usa gafas, hay gente que lleva prótesis. También completamos químicamente nuestro cuerpo: nos medicamos sin parar, alteramos nuestra química corporal para vivir más tiempo, para vivir mejor. Y también aceptamos que podemos generar algo más divertido que la propia realidad: vamos al cine, leemos novelas…
Con todo eso nuestro cerebro está más satisfecho que con la realidad, porque ir al cine es sustituir la realidad con una realidad inventada. Poco a poco, a las personas que pierden un miembro les ponemos uno artificial, a las que no oyen bien las ponemos un buen audífono.
Es decir, que poco a poco vamos sustituyendo partes de nuestro cuerpo por otras que envían una señal equivalente al cerebro. Porque quien manda es el cerebro. Todo nuestro cuerpo es un siervo del cerebro, y nada más. Y, en ese camino, poco a poco, creemos que dentro de medio siglo o de un siglo, nuestros cuerpos serán cada vez más débiles, más sustituibles.
Y en ese escenario no es impensable que un día deje de haber cuerpos. Pero debemos decir que no somos los hemos inventado todo esto, está escrito desde hace mucho tiempo.

-->
Igual que hay medusas, que hubo diplodocus, un día podrán decir que "hubo" seres humanos.


Pero qué seremos, ¿sólo cerebro?
Bueno, así es en la película Matrix.
Pero entonces no nos podremos reproducir…
¿Y por qué la reproducción tiene que ser como ha sido hasta ahora? ¿Y por qué tiene que haber cerebros biológicos?
Pueden ser de sustrato de silicio, pueden ser todo información en otro formato. Podemos ser un eslabón en la evolución. Igual que hay medusas, que hubo diplodocus, un día podrán decir que hubo seres humanos.
¿Eslabón de qué? ¿Qué vendrá después de nosotros?
La Teoría de la Singularidad establece que una máquina suficientemente potente capaz de mejorarse a sí misma entrará en una cadena imparable de mejoramiento y nos superará ampliamente.

-->
La lógica parece indicar que sin cuerpo, ya no habría muerte.


¿Acabaremos entonces siendo inmortales? Si no hay cuerpo, no hay muerte…
Efectivamente. Ahí hay una discusión profundísima, y es que si llegamos a ser inmortales desaparece el tiempo.
El mundo cuántico que viene plantea numerosos problemas éticos. ¿Cuál es el más importante?
El primer gran reto al que nos enfrentamos es la trazabilidad de los programas, saber quién los ha hecho, con qué criterios, entender quién y qué está detrás de la capacidad de decisión de las máquinas. En ese sentido hay ideas muy interesantes, como que sea la propia inteligencia artificial la que defina su ética. Esa ideaes interesante: ya que los humanos somos tan malos con la ética, a lo mejor la inteligencia artificial es mejor. Se trataría de recorrer la historia de la humanidad, buscar los buenos principios e insertarlos en una inteligencia artificial. En el corto plazo no lo veremos, pero creo que a largo plazo sí ocurrirá.
-->






--> --> -->

Viñac

Textos Animados en MuchoGrafico.comTextos Animados en MuchoGrafico.comTextos Animados en MuchoGrafico.comTextos Animados en MuchoGrafico.comTextos Animados en MuchoGrafico.com

La herranza, una fiesta para el encuentro entre el hombre y el animal

Paseo por las nubes