La vida es una gota. En el primer espacio, desaparece. El cuerpo es una máquina que al principio funciona muy bien. Si se conserva, sigue funcionando. Con el uso empieza a fallar. Y recurrimos al médico, puede reparar; aunque, a veces, no. Allí se acaba todo. Luchamos por mantenernos con vida. Nos aferramos a ella, con la ilusión de perpetuarnos. Sin embargo, nada puede contra ese destino fatal. Y nos vamos.
Vicente Centeno Evangelista volvió a su pueblo para servirle. Construyó el teatro de baile y otras obras. Organizó a su pueblo, buscando el progreso. Los hombres nos esforzamos para completar nuestro objetivo. Luchamos día a día como si fuesemos eternos. Incluso peleamos por pequeños detalles. O nos alejamos unos de otros por no superar nuestras diferencias, con la esperanza de construir la perpetuidad. Pero, ... amigos, nada es eterno.
Vicente Centeno, dos veces alcalde del distrito de Víñac, ha dejado de existir. Nos ha abandonado. Este rumor corrió a partir de las cinco de la tarde. Lamentablemente, es verdad. Sus restos se velarán en su domicilio AH Señor de Luren en la Mz D, organización qué él fundó con otros conciudadanos que hoy lloran su partida. Queda a la altura del paradero 20 de la Av. Las Flores, pasando Plaza Vea, en San Juan de Lurigancho- Lima.