Por:
Carlos Santa Maria
Paulatinamente
en el planeta se ha ido comprendiendo que existen sistemas
comunicativos los cuales, en vez de servir como mecanismos de
concertación y verdad, se convierten en herramientas de corrupción,
infiltración, sabotaje, falsedad y ocultamiento de la realidad.
La
televisión es un instrumento mortífero cuando sirve a intereses
privados, transnacionales, de la guerra psicologica, de la
apropiación indebida de la riqueza mundial; pues difunde
deformación, esconde la verdad, selecciona hechos que agreden a la
dignidad humana, se parcializan con la falsedad, etc., sin ofrecer la
oportunidad de contrastar lo dicho. Es especialmente válido cuando
no se admiten contradictores en los espacios televisivos y, si alguno
se atreve, muy pronto es cortada su intervención y nunca más se
vuelve a invitar. Así es la “democracia” en la televisión.
El
ejemplo más claro y reciente es el comunicado del gobierno Trump
emitido por CNN,
BBCy
cadenas asociadas condenando a Nicaragua por el denominado uso
excesivo de la fuerza por la policía durante las protestas, sin
concentrarse en la violencia organizada desde el exterior ni en lo
sustancial; en tanto la cuestio de reforma que afecta a las pensiones
y mantiene la edad de jubilación en 60 años, así como el tiempo
laborado para su otorgamiento en 15 años, no se expresa se oculta
deliberadamente. Lo
básico en la televisión es destruir la imagen del país.
Sin
embargo, ésta television globalista “olvida” el genocidio en
Gaza, donde francotiradores se entrenan con blancos humanos estáticos
correspondientes a menores de edad palestinos, sin condenar la
violencia ni el uso excesivo de la fuerza por parte del ejército
israeli contra los civiles que ejercen su derecho constitucional a la
libertad de expresión y reunión. De igual modo, en Yemen donde
EE.UU han entregado armas tóxicas a Arabia Saudita y se quejan de
los gases en Siria que la gran coaliccion liderada por USA-OTAN han
aportado a los terroristas.
No
dicen nada de Honduras donde fueron asesinados muchos dirigentes y su
mandatario es producto de un fraude directo en clara violación a la
Carta Magna de ese país. Todo
ello desaparece de las imágenes.
En
estos momentos se hace pública una entrevista al presidente de
Francia, Emanuel Macron, quien sin avergonzarse manifiesta que: Siria
debe ser ocupada por los galos, Gran Bretaña y USA para
construir un nuevo país; la
televisión no confronta su arrogancia y perversidad pues está
diciendo que miles de niños, mujeres y hombres deben ser eliminados
de este planeta porque este engendro así lo cree.
Cuando
el número de asesinados en Gaza llega hoy a 40 y el número de
heridos supera los 1200, la televisión muestra a Nicaragua o
Venezuela. Esa
manipulación es un peligro para adquirir conciencia de la realidad.
La
televisión occidental amplifica lo que ordenan las agencias de
inteligencia dedicadas al manejo de la propaganda en el mundo, cuya
subrepticia organización no se muestra, aunque todo indica que la
verdad es así: “extrañamente” la misma noticia aparece al
unísono en todos los programas noticiosos con interpretación
similar; de igual modo siempre en contra de Rusia, Irán,
Venezuela, países distinguidos y ahora Nicaragua. Es decir, todo
es un reloj de tiempo para ocultar, atacar y crucificar.
La
inexistencia de pruebas y la facilidad de criminalizar con titulares
es impresionante. Todo ello indica una oficina especializada o en
términos de Orwell, la fundación del Ministerio de Propaganda en el
cual el odio es su principal anti principio.
Sharon
Burke de
CNN
es
explícita en atemorizar al pueblo estadounidense diciendo: “Ahora,
los rusos han llegado de verdad y se han infiltrado en cada rincón
del país con el único objetivo de perturbar el estilo de vida
estadounidense”, manifestando el peligro de que mucha gente tenga
una opinión favorable sobre Vladimir Putin. Aún más, los
ciudadanos deben estar aterrorizados pues supuestamente los rusos han
estado hackeando la infraestructura estadounidense, dejando
posiblemente al país sin electricidad.
La
gran alternativa para la gente autónoma, decente, es utilizar la
Red, la cual pese a ser controlada por la Corporatocracia, permite
determinados grados de independencia. De igual modo, pedagogizar
permanentemente respecto al carácter ideológico de la programación
y su efecto subliminal. Compartir la idea que el objetivo de
muchos gobiernos es atosigar al televidente con titulares que
confirman la mentira sin explicar nada, para hacer creer en algo que
no es verdad.
Cabe
destacar que los movimientos estudiantiles se han convertido en
grandes enemigos del fascismo y las dictaduras en democracia
restringida, cuyas marchas por las calles son cortadas fílmicamente
por la television, en todo el proceso y mostradas solo el final. El
último ejemplo es la mega manifestación en Chile,
donde sólo se supo de la supuesta anarquía de la juventud y no se
analizó la esencia del problema: lucro, privatización, mercado,
asfixia económica a las familias, pénsum cuadriculado e
irreflexivo, participación limitada en la decisión escolar y
universitaria, sin poder de decisión.
Habría
que preguntarse: ¿Cuándo la televisión latinoamericana de carácter
sumiso permitirá la confrontación de ideologías contradictorias
para hablar, eso sí, de algún nivel de libertad?
¿Cuándo
los gobiernos neoliberales dejarán de obstaculizar las emisoras de
radio comunitarias, la prensa popular, la televisión pequeña y
legítima de sectores desprotegidos?
¿Cuándo
la televisión occidental mostrará a los asesinos del siglo XXI y
pedirá una sanción estricta para ellos?
La
respuesta es tajante: cuando ese sistema deje de ser un arma mortal
para la Humanidad y esté dirigida por los pueblos dignos del mundo.
Afortunadamente este proceso, aunque lento, avanza y así se dará a
pesar de la arrogancia de gente insegura y con baja autoestima,
aunque ostentando la fuerza del arma, como
aquellos presidentes que se atribuyen determinar el destino del
planeta.
En
lo más íntimo, no son poderosos sino pequeñas personalidades que
ocupan el poder para darse estímulos, aunque frente a frente a
alguien en igualdad de condiciones siempre son inferiores. Es lo que
se llama la cobardía del poderoso, únicamente “valiente” cuando
está protegido y denigra al ser humano.
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