Por:
Ignacio. F. Albano.
A
través de informes, investigaciones y la difusión de la opinión de
expertos, los llamados 'think tanks' en EE.UU. buscan influenciar
tanto a políticos como a los medios de comunicación a la hora de
encontrar solución a los problemas que atraviesa la región.
Imagen
de la sede del 'think tank' Wilson Center en Washington (EE.UU.).
Un
informe
publicado
recientemente por el Centro Estratégico Latinoamericano de
Geopolítica (CELAG) analiza cómo se crea la imagen de latinoamérica
ante los medios de comunicación y la política estadounidense a
través de los llamados 'think tanks', para luego instalar temas en
la agenda mediática y para incidir en la política doméstica y
exterior de EE.UU.
De
acuerdo al documento, los 'think tanks' suelen ser definidos como
"organizaciones
independientes, sin fines de lucro,
no vinculadas a partidos políticos, que se dedican a estudiar
aspectos de política interna e internacional".
Dichas
organizaciones se encargan de producir informes, documentos y de
difundir la mirada de expertos sobre determinados problemas de la
actualidad política y social.
Michael
Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, durante un gala en
Washington (EE.UU.). 16 de noviembre de 2016.
La
investigación del CELAG afirma que las apreciaciones emanadas de los
'think tanks' norteamericanos, que se autodefinen como objetivas,
neutrales, apolíticas y científicas, definen cuales son los
problemas principales que atraviesa América Latina y cómo deberían
enfrentarse.
"El
punto de partida es que EE.UU. tiene la 'función' de influenciar a
gobiernos y sector privado de América Latina para orientarlos hacia
una determinada concepción/práctica de democracia que no se discute
y que se
corresponde con los intereses del sector privado de
EE.UU.", sostiene el informe.
En
Estados Unidos los 'think tanks' cumplen al menos dos funciones en el
proceso de reproducción de un 'sentido común', que apunta a
proponer al neoliberalismo
como el único modelo posible.
Estas funciones, de acuerdo a la investigación, son asesorar al
gobierno y proveer de información experta a la prensa hegemónica.
"El
objetivo de los 'think tanks' es, por un lado, asesorar a
funcionarios del gobierno y al Congreso estadounidense con la opinión
de especialistas en determinados temas, sobre todo en política
exterior, y a su vez tener una llegada a la prensa. Es decir: lograr
que la opinión experta pase a moldear,
en alguna medida, a la opinión pública respecto
a determinados temas, sobre todo en coyunturas políticas clave",
sostuvo en entrevista María Silvina Romano, historiadora del CELAG y
una de las autoras del informe.
Según
resalta su investigación, el Inter-American Dialogue, con 79
publicaciones sobre América Latina en el primer semestre del 2018,
fue el 'think tank' que más espacio le dedicó a la región en dicho
periodo. Así mismo, Venezuela fue el tema central del 24% de las
publicaciones de los principales 'think tanks' norteamericanos sobre
América Latina.
Autoritarismo y corrupción
Según
destaca Romano, si bien hay discrepancias entre los 'think tanks'
norteamericanos respecto a temas como la inmigración o el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, por ejemplo, cuando se trata de
Venezuela específicamente todos opinan muy parecido.
"Con
respecto a Venezuela en sí mismo, como Estado que plantea una vía
diferente a la propuesta neoliberal, en general hay un alineamiento
de los 'think tanks' junto con el gobierno estadounidense en que es
inminente lograr un cambio
de escenario en Venezuela",
sostuvo la historiadora del CELAG.
Su
investigación muestra cuáles fueron las principales problemáticas
que encontraron los informes de 'thinks tanks' como el Inter-American
Dialogue, el Council on Foreign Relations o el Wilson Center respecto
a Venezuela. Entre ellos se destacan: crisis humanitaria,
hiperinflación, crisis migratoria, gobierno autoritario,
expropiaciones, manipulación del hambre y desestabilidad regional,
entre otros.
De
acuerdo a Romano, hay una serie de conceptos que van manejando desde
los 'think tanks', en
acuerdo con el gobierno de turno,
que penetran rápidamente en la prensa hegemónica, generando un
imaginario negativo permanente sobre Venezuela.
''Cualquier
acción que sea llevada a cabo por el gobierno de Venezuela es
relatada, comprendida y analizada como negativa en sí misma. No se
hace un análisis profundo de, por ejemplo, si hay tal o cual plan
económico. No hay análisis. Cualquier cosa que emane del gobierno
de Venezuela es negativo para su gente, para la seguridad hemisférica
y hay como un acuerdo entre 'think tanks' y gobierno en eso",
sostuvo.
Otro
tema recurrente en las publicaciones de los 'think tanks'
norteamericanos con respecto a América Latina es la
corrupción.
Romano pone el foco en cómo los think tanks se concentraron en
Brasil, con la mayoría de ellos afirmando que los gobiernos de Lula
da Silva y Dilma Rousseff fueron 'una fiesta del Estado' en los que
se usó un discurso de bienestar de las mayorías empobrecidas para
robarles en beneficio de una élite.
La
historiadora manifestó que siempre que esté en juego un debate
serio sobre alternativas al neoliberalismo –que en su momento la
plantearon el gobierno de Correa en Ecuador, con muchas limitaciones
el gobierno de Dilma así como el de Lula en Brasil o el gobierno
argentino–, "hay un consentimiento en que el peor problema de
estos gobiernos es el de la corrupción. Esto se instala a través de
los 'think tanks' y esa opinión experta se instala en la prensa
hegemónica".
La
influencia de los 'think tanks' norteamericanos no se limita
únicamente a EE.UU. sino que, a través de la prensa local, ésta
penetra en los medios latinoamericanos y
condiciona a la opinión pública latina. Según Romano, medios de
comunicación estadounidenses como el New York Times, CNN, Miami
Herald o el Washington Post son fuertemente influenciados por la
opinión de los 'think tanks'. Estos medios, luego, son citados por
la prensa latina como fuentes veraces y confiables.
"Es
notorio como muchas veces, como para dar cita de autoridad, los
diarios locales citan y dicen 'el new york times dijo tal cosa', 'el
Washington Post dijo tal otra', como si se tratara de la prensa
autorizada", sentenció la especialista.
El financiamiento y la puerta giratoria
Según
sostiene el informe, la llamada 'puerta giratoria' es la
dinámica que permite que funcionarios públicos de alto rango pasen
a ocupar cargos ejecutivos en las grandes corporaciones y viceversa.
"Esto
no significa que la persona que pasa de una institución a otra
condicione las políticas y decisiones de uno u otro espacio según
los intereses del lugar del que proviene; pero sí asegura una sólida
red (contactos seguros y frecuentes) entre los intereses del sector
privado y el sector público", afirma la publicación del CELAG.
Un
claro ejemplo
de esta dinámica es Michael Shifter,
director del 'think tank' Inter-American Dialogue, que previo a su
puesto en dicho organismo dirigió el programa latinoamericano de la
National Endowment for Democracy, una organización no gubernamental
sospechosa de operar de manera encubierta para el gobierno
norteamericano a lo largo del mundo y expulsada de Rusia en 2015
acusada de interferir en sus asuntos internos.
Romano
sostiene que esta articulación entre los intereses del sector
privado y público a través de trayectorias personales e
institucionales es fundamental para echar luz sobre desde qué
lugares y quiénes están hoy definiendo conceptos como derechos
humanos, democracia, justicia, legalidad o corrupción.
"¿Que
pasa cuando descubrimos que las voces expertas reconocidas y
respetadas en estos temas son financiadas por empresas
transnacionales? Compañías como Chevron, Pfizer, Google, Amazon o
Starbucks, etc, que tienen
juicios a nivel internacional, por
vulneración de los derechos del trabajador, abusos de derechos
humanos y abusos de la naturaleza de todo tipo", manifestó
Romano.
La
especialista considera que hay que estar alerta ante la opiniones de
este tipo de expertos, que penetran fuertemente en la prensa
hegemónica y atraviesan el sentido común.
"Ellos
dicen qué es la democracia en América Latina desde organismos que
están financiados por empresas, por sectores que poco han hecho por
la democracia en cualquier lado o por respetar los derechos humanos o
la justicia", sostuvo la especialista y agregó: "Es
muy
difícil darle veracidad a estos argumentos porque
justamente las fuentes de financiación son cont
roversiales en sí mismas".
roversiales en sí mismas".
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