Empiezan a matar, como en el tiempo de la conquista española, por conseguir oro. Cinco cajamarquinos murieron por defender el agua, por impedir que su hábitat no sea destruida. A los que defienden su lugar de residencia, el ministro los llamó extremistas, intransigentes; el presidente, primero -en campaña electoral- les prometió agua sí y oro no, ahora con su "gran transformación" dice oro sí, agua no; y si no quieren "aténgase a las consecuencias y allí están ya los cinco muertos y los heridos en los distintos hospitales, los detenidos retirados desde Cajamarca hasta Chiclayo. Para algunos interesa más el oro que la vida humana.
En la Oroya, por ejemplo, no hay plantas, los animales mueren por efecto de contaminación, incluso, ni la mosca puede vivir, porque el ambiente está totalmente contaminado. Eso es lo que deja el oro, o la mina, que no es otra cosa sino la vanidad. Porque por tener alguien oro no tienes más vida que sin ella. Es solo vanidad. Atrás hay tremendos hambrientos que se bañan en esta vanidad, se bañan en oro, y por ello son capaces de matar. Los otros, gobernantes, público a favor, son simples monigotes que no saben ni qué hacen. Cuando no haya leche que tomar, allí estaremos todos preocupados y culpando a la tienda de la esquina porque nuestra visión es muy simple.
Cuidado, es tiempo de defender la naturaleza, que es lo que soporta la vida. Si la naturaleza está envenenada se acabará la vida y no habrá dinero que valga. Porque la vida no se puede comprar, sino cuántos "adinerados" vivirían cientos de años. Ellos son los primeros que mueren con derrames, infartos o cáncer.
Indudablemente, es tiempo de defender nuestro ecosistema pero lamentablemente a los grandes monstruos del capitalismo nada les interesa, por eso desde la escuela se debe formar conciencia en los estudiantes y esto es tarea fundamental del maestro, caso contrario estamos condenados a morir por la acción del mismo hombre y esto no es fin del mundo.
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