Wilfredo Ardito Vega
Domingo
13 de enero. La gran iglesia colonial de Andahuaylas está abarrotada
de gente, que ha llegado para la misa en quechua de las nueve y media de
la mañana. Todos los cantos, la liturgia, las lecturas bíblicas, las
peticiones, la homilía son en ese idioma.
Terminada la misa, me
dirijo a la feria dominical, que actualmente es la más grande del Perú:
se vende desde vacas hasta cebiche y desde flores hasta relojes. Todas
las transacciones también se hacen en quechua.
Tanto la misa como
en la feria era inevitable para mí pensar cuán lejos estaba el Perú de
los noticieros, de la playa, la revocatoria, la captura de Gringasho, el
bono de los congresistas o la semana del chilcano.
En la iglesia
pensé también que todas las personas a mi alrededor estaban escuchando
misa en quechua, no porque les gustara el idioma, sino simplemente
porque no habían tenido oportunidad para aprender castellano.
En
dos momentos de la misa, el sacerdote dijo repentinamente algunas
frases en castellano y en ese momento yo experimenté la sensación de
alivio que se siente cuando uno vuelve a escuchar su idioma. Pensé en
cómo se sentirían los quechuahablantes si al acudir a instituciones
públicas o escuchar los medios de comunicación al menos escucharan una
palabra en quechua.
Recordé
mi visita a Sudáfrica, un país con diferencias étnicas y culturales muy
marcadas pero donde en las oficinas públicas o los canales de
televisión se hablaba zulú, xhosa y los demás idiomas africanos. En el
Perú, todavía los medios de comunicación que llamamos nacionales son en
realidad medios limeños desconectados de los problemas de otros
peruanos.
Como en tiempos de Humboldt, Lima sigue estando más cerca a Londres que al Perú y, de hecho, la mayoría de limeños dicesorry, happy o full,
pero no podría proferir ni tres palabras en quechua. Sin embargo, en
Lima, se toman todos los días decisiones que afectan a los
quechuahablantes, ignorando sus necesidades lingüísticas. Por ejemplo,
cada año se envía a hospitales y postas de la zona andina a decenas de
médicos que no saben una palabra de quechua, lo cual, naturalmente, pone
en serio riesgo la vida de los pacientes. Una situación similar
ocurre con la designación de jueces y fiscales.
La
respuesta de la Policía Nacional hacia la problemática multilingüe del
Perú es mejor, porque existen Escuelas de Policía en Ayacucho,
Huancavelica o Apurímac y ahora la mayoría de suboficiales de estas
regiones habla el quechua. Inclusive, ahora hay policías shipibos en
Pucallpa. Sin embargo, en el caso de Apurímac, la Escuela de Policía
admite a postulantes de otros lugares del Perú que no hablan quechua y
no les brinda ninguna formación para manejarlo.
-No sé una palabra de quechua –me dijo un joven policía de Andahuaylas-, pero ese idioma ya sólo lo hablan los viejitos.
Pensé
que solamente podía decir esto alguien que se aislaba intencionalmente
del resto de la población, aunque lo mismo le he escuchado decir a otras
personas en Abancay, Huaraz o en el propio Cusco.
Un
problema adicional en la policía es que en la Escuela de Oficiales de
Chorrillos no hay cursos de quechua, pese a que probablemente todos sus
egresados serán destinados al menos una vez en su vida a zonas
quechuahablantes.
Son
poquísimas las instituciones públicas, como la Defensoría del Pueblo y
la Defensa Pública, que se preocupan de que su personal maneje el
quechua.
El
domingo por la tarde, a la misma hora en que muchos limeños emprendían
el retorno de la playa, comenzaban a retirarse los campesinos que habían
llegado para la feria de Andahuaylas. Algunos viajaban en combis,
pero la mayoría lo hacía en camiones: mujeres y niños estaban apiñados
en largas plataformas, con una baranda muy pequeña. Para mí, era
realmente doloroso ver a mis compatriotas viajar de esta manera, pero a
nadie parecía importarle, ni a los policías, ni a los miembros del
Serenazgo. Ayer lunes, diez campesinos que viajaban así fallecieron en
una carretera del Cusco.
Confieso
que es extraño pensar todo esto días antes del aniversario de Lima.
Todos los lectores saben cuánto quiero a mi ciudad y cuánto me preocupan
sus problemas. Sin embargo, siento que muchos limeños vivimos
voluntariamente de espaldas al país y a sus necesidades.
Debería
ser una obligación para los limeños visitar la sierra, más allá de los
lugares turísticos tradicionales… y hacerlo en verano, para sentir
realmente el contraste entre su vida y la vida de los lugareños.
Y
creo que, independientemente de su religión, deberían entrar a alguna
iglesia en que los campesinos estén rezando en quechua, pidiendo por una
vida mejor.
ADEMÁS…
-Gracias a la intervención del gobierno de Bolivia, las Naciones Unidas decidieron dejar de considerar como una práctica punible el chacchado de coca.
-Felicitamos a la Municipalidad de Lima por la decisión de invertir en la revalorización de zonas arqueológicas, incluyendo Garagay La Florida.
-Están todos invitados al recorrido por el Centro Histórico que organiza
Salvemos Lima. La cita es en la puerta de Desamparados, hoy Casa de la Literatura Peruana, el domingo
20 de enero a las 10am. La ruta será hasta la Plazuela de la Buena Muerte. La visita es gratuita y se pueden inscribir en
salvemoslima@live.com.
APORTES Y COMENTARIOS (Sobre la RP 442 referida a las paradojas del crecimiento )
-La
solución al transporte en nuestras ciudades pasa por desalentar el uso
del auto particular y reemplazarlo primero por un efectivo transporte
masivo y segundo por un sistema de transporte multimodal, es decir aquel
donde el usuario utiliza varias modalidades de transporte en un solo
viaje. Imagínate salir de casa, caminar doscientos metros para llegar a
una estación de bicicletas, tomar una recorrer dos kilómetros para
llegar a una estación del Metropolitano abordarlo hasta tu estación
destino y finalmente caminar hasta tu destino final.
Cuando logremos implementar ambos sistemas en Lima muchas de las brechas sociales empezaran a cerrarse.
El
ideal de este sistema se alcanza cuando todas las modalidades están
integradas, utilizando una sola tarjeta de pago en todo el sistema o
cuando los distintos viajes se hagan dentro de un sistema de vías
identificables en toda la ciudad.
En Lima ya existe esto
parcialmente: San Borja ya tiene un programa de préstamo de bicicletas,
hace muchos años existen ciclovías en Universitaria, Arequipa y
Salaverry; Pueblo Libre y Jesús María tienen ya ciclovias dentro de las
avenidas principales, pero estas vías no están conectadas.
Yo
debo decir que la actual gestión municipal es la única -que yo recuerde-
que esta enfrentando el problema del transporte desde esta perspectiva.
Las anteriores soluciones eran pasos a desnivel e intercambios viales,
que en lugar de disuadir fomentan el uso del vehículo particular y ese
es el real problema (Un arquitecto).
-Lamentablemente la
bonanza económica en un país sin educación como es el nuestro no
garantiza el desarrollo. Luego de largos años de crisis y escasez
ahora la gente solo quiere “modernidad” y dispendio y eso nos trae la
destrucción de zonas hermosas de la ciudad, que están haciendo que
pierda su personalidad y encanto, solo porque el consumismo no entiende
lo que es cultura, no aprecia el pasado porque no le interesa el futuro
ya que vive a mil en un presente que percibe como inacabable (Un abogado).
-Lo que tenemos en el Perú no es crecimiento, sino hinchamiento. Nos vamos a hinchar tanto que al final reventaremos (Un comentario en el Facebook).
LA FRASE W:
El mayor desprecio es no querer ver lo que se desprecia.
APRENDAMOS QUECHUA
Siguiendo las lecciones anteriores, se puede desarrollar el siguiente ejercicio:
Traduce al castellano las siguientes expresiones:
Miskillaña mikunayki, mamay.
Paqarinkama, llamkamasiykuna.
¿Allillanchu, yachachiq?
Tupananchiskama, wawqiy.
Sulpayki, turay.
Imamanta, panay.