En estos días, Viñac es una alfombra verde. Luego de la lluvia desde enero hasta marzo, el pasto reverdece. Las aves cantan entre las plantas o vuelan felices de una rama a otra, indicándote el camino en una bullanguera marcha. Las vacas y las ovejas ven con nostalgia la época de crisis y mugen y balan para completar el paisaje de jolgorio, con la esperanza de pasto verde. Hasta las piedras usan la mascarilla de los hongos y se tiñen de verde.
En esta época, no hay nada mejor que preparar una pachamanca con papa nueva, oca nueva, tapado con marmaquilla y al aire libre. Si a esto le añades una cecina del mes de diciembre o un queso fresco, no hay mixtura que valga. Tanta belleza no se puede comparar con este color plomo de Lima, un plomo que nos va presagiando nuestra próxima partida.
Aquí una muestra de este hermosos pueblo. A la distancia se observa el quiñual.
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Orankillka-Tambopata. Arriba se observa el kiñual |
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Si de andenes se trata, aquí están. Camino a Víñac |
La ruta que conduce a Víñac está llena de sobresaltos, de admirable paisaje, donde la carretera serpentea.
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Los cerros son juegos de la naturaleza para maravillar esta zona. |
Y cuando el invierno se va, pasa el verdor para dar paso al color amarillo.
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Apurí |
El distrito centenario, también, asume un nuevo resplandor. Pierde el verdor y empieza a extrañar la lluvia.
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Plaza de Víñac |
El pintoresco pueblito de Víñac cambió la iglesia colonial por este diseño simple, casi casi, perdiendo la fe del pueblo.
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Nueva iglesia de Víñac |
Esta otra vista desde Madeán, nos muestra a Viñac, un pueblo poblado.
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Distrito de Víñac |
Visto desde Yuracsayhua
Pichaca, el palacio de ...
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