Pasarán lista como en aquellos años, con ese registro a lapicero que utilizaba tu maestro en su pupitre, al costado del adobe. Otra vez tendrás que formarte en ese patio de mil historias y mil ilusiones, a lado del amigo, compañero de una y otra travesura. Y vendrá la voz de mando, ¿será del brigadier que celosamente cuidaba la disciplina del plantel y, especialmente, cuidaba tu futuro académico? Y otra vez, cantarás el himno patrio, como cuando gana la selección de fútbol del Perú, con el pecho henchido de orgullo. Y seguirán las palabras del maestro que, preocupado por tu conducta, utilizará algunas parábolas para que entiendas que la vida es complicada si no andas por buen camino. Entonces, pasarás a tu salón, casi corriendo, para hacerle alguna jugarreta al compañero que se duerme. Ante la risa alborotada, vendrá el maestro a tranquilizarte.
Cuando la naturaleza se pone de colores, el hombre retrocede (Yuracsayhua)
A Víñac y gente que ama a Víñac
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