En estos tiempos de lluvia, esta calle se convierte en un fango, charco, imposible para una caminata. Las veredas con la humedad y la tierra se vuelven resbaladizos. Los camiones también hacen un esfuerzo mayor para cruzarlas.
Hace algunos años, la preocupación era tener caballo, mula, para trasladarse de un lugar a otro. Incluso daba nivel de comodidad ver los adornos en las monturas. Ahora, la movilidad de mayor uso es la moto lineal. Estos nuevos caballos de fuerza con mil monigotes adornados, sin sentir la inclemencia del tiempo, cruzan los lodos, soportan la lluvia y en cuestión de segundos te lleva de un lugar a otro. De estos nuevos caballos solo nos preocupa su poder de contaminación. No come pasto, pero mata con el monóxido.
Las calles de Viñac pronto quedarán empedrados. Así se dice, desde hace algún tiempo. No pongo los años para no verter la mala leche. Esto que parece riel es la base para colocar la piedra. La parte central quedará así, para que el agua corra su cauce respetando el tránsito peatonal y vehicular. Sin duda es una obra bien dirigida. Por lo menos, la plata del estado está llegando piedra a piedra.
En el estadio, se ha acumulado las piedras que estaban en la base de la iglesia antigua. Hay buena cantidad que cubre, incluso, el arco oeste de este antiguo y único estadio. Se dice que estas piedras servirán para ampliar el estadio. Ojalá sea así. El alcalde, a dos meses de su gestión, tiene previsto realizar esta obra. Algunos dicen que estas piedras han sido traídas desde lugares alejados por hombres mucho más fuertes y preocupados en el progreso de su pueblo. Si se contruye la tribuna del estadio, estas piedras, desde allí, verían los encuentros de los equipistas y se alegrarín o lamentarían del nivel futbolístico de los participantes.
Y se ve la iglesia sobresaliendo a las casas. No está tan alto e imponente como el antiguo, pero para la fe es irrelevante el tamaño. En esta construcción, en Lima, cumplió un papel importante William Madueño y algunos residentes que por intermedio de él aportaron su arenilla.
El asunto en la destrucción de la iglesia estuvo en perder una obra colonial, ahora solo quedan seis o más casas coloniales con paredes muy anchos y altos.
El asunto en la destrucción de la iglesia estuvo en perder una obra colonial, ahora solo quedan seis o más casas coloniales con paredes muy anchos y altos.
Así está Viñac.
Ah, esa es mi casa. Allí está la familia. Saludos a la distancia.
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